martes, 17 de mayo de 2011

LA CIUDAD EN LAS METÁFORAS DEL NUEVO DÍA “LA RECONSTRUCCIÓN” “ENSAY0"

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                                                     “ENSAY0"

Hubo quienes decían que el agua o el fuego constituyeron el motivo por el que se producía el agrupamiento en comunidades de los seres humanos. Pero nosotros, considerando la utilidad del techado y la pared y su carácter necesario” estamos fehacientemente convencidos de que estos factores tuvieron un mayor peso a la hora de reunir y mantener unidos a los seres humanos.
León Batista Alberti



Toda innovación “alteración de lo establecido” implica sin duda la existencia de algo establecido: tradiciones, convencionalismos, estéticas o formas de pensar.

Las ciudades son el reflejo de las sociedades, los países, los estados. Conformamos una base, unos cimientos que van fortaleciendo el gran edificio del capitalismo, el poder, el sistema; nunca debemos cansarnos de recordarnos que existen otras posibilidades para cambiar, para evitar los miedos impuestos, para mejorar notablemente las diferencias, difuminarlas entre si para que poco a poco vayamos viendo que la creatividad no es solo un proceso artístico; también es social, de la tribu, es cosa de todos, todos contribuimos a la creación de los estados. La palabra creación es más amplia de lo que solemos pensar.


La misma evolución va marcando las pautas de lo nuevo, la fuerza de creación o de destrucción está implícita en las nuevas formas, normas, secuelas de lo pasado o renovación de lo antiguo, esto todo como consecuencia de la perspectiva racionalista del siglo XIX y sus ciudades industriales, donde lo habitable, lo que constituía territorio e identidad se enlazaban a los proyectos sociales que contaban con distintas perspectivas de “lo moderno” según el lugar del mapa donde se estuviese establecido.

Y sin embargo todos nos hemos movido sin duda en una corriente de procesos socioculturales forzados, aun cuando los habitantes de las ciudades industriales del siglo XX irrumpían en las ciudades, tomándose los espacios, significando y delineando historias a través de sus calles, gestando así su mágica textualidad, la ciudad en si misma no dejó jamás de ser parte de un proyecto expansivo, productivo y tecnocrático que con la expansión de las lógicas de la expansión y producción del capitalismo ha ido engullendo también las formas significativas de habitación de los lugares.

Los espacios, reconstruidos y engalanados como piezas de museo recuerdan -claro- la pertenencia a legados culturales, pasados gloriosos en el arte, la filosofía, la literatura, pero que en muchos casos son tomados como centros de paso, donde se alimenta un alma inundada de posibilidades creativas que tiene un ancla a la cadena tecnológica que recuerda a diario que es ese el sentido del verdadero bienestar social, que fuera de las paredes de la comodidad del futuro y el mundo tal como se le habita no queda más que la reproducción incesante como camino al éxito. De esta forma los legados son eternos presentes que llenan las necesidades de sublimación y que evitan al mismo tiempo la generación de otras con iguales implicaciones sociales.

Y como no admirarlo y entenderlo si el mundo, ahora mutado en globo, no es solo planeta azul que vemos desde el espacio a través de la cámara satelital, el mundo-globo propio, el que adquiere la dimensión significante, se ha expandido y gracias a la masificación de todo-lo-que-se-produce la tecnología y su universo homogenizador nos permite una cotidianidad contenedora de -todo-lo-que-existe – así aparentemente se abre y se conecta todo al mundo-globo y, sin embargo es tan solo ante nuestros ojos en su imagen-objeto, si se ha logrado un engranaje necesario se podría quizás llegar a ir un poco mas allá del acto de visualizar y, se podría hasta a transitar por sus calles como un turista efímero que reconoce las maravillas de ese mundo exótico de lo diverso, mientras se abanica en un resort-habitación que es la reproducción completa del espacio seguro que contiene su mundo-conocido.

Pero el acto de habitar, territorializar, de inscribir el recorrido diario de una vida a través de plazas y calles, de la sorpresa de los encuentros y la gestación de historias propias y de actividades que permitan un fuera de juego de la avalancha de la tecnocracia, se hace cada vez más reducida y su permanencia ya es una doble apuesta a la sobrevivencia y a la resistencia contra la homogenización consumista y la locura de los endiosamientos de las identidades como producto de boutique, estas como tareas que exigen cada vez más un proceso reflexivo y regenerador que permita que lugares, saberes y, su contenido tomen fuerza en otra dirección que posibiliten su esencia pedagógica realmente en el margen de la cadena productiva.

Al tiempo de las reflexiones y las respectivas sombras generadas por todas las facetas del desencanto del planeta de no-habitación que nos va dejando esta lógica del orden global, donde salvo lo propio e individual ya nada puede ser gestor de felicidad y, la palabra “valor” se asimila a los espacios que habitamos, nuestras prácticas cotidianas sobre ellos únicamente son medidas en sus posibilidades comerciales.

A este tiempo que nos da bocanadas de intrascendencia compulsiva, entre lo desgastado y la basura toxica de un proyecto de lugar y de sociedad que se pretende estandarizada, vemos también las pulsiones de las resistencias desde los lugares donde el reconocimiento de lo humano es palpable y vivible, desde donde el miedo y la creación son herramientas fundamentales en los recorridos diarios, en lugares donde lo esencial no existe como teoría sino como practica, desde allí se están tejiendo mundos, aldeas más pequeña que pueden ser tejido también de eso que hemos denominado utopías de la tribu, desde muchas de estas experiencias y las de nuestra tarea diaria en el trabajo del volver a construir territorios y habitarlos de manera compartida es quizás lo que nos permita ¡quizás! otra vez gestar y dar cobijo a ese proceso de soñar en colectivo.


Las calles reflejan las sombras de los grandes bloques, cajas grises, los árboles son farolas con lunas coronándolas.
Existen calles sin salida, oscuras, llenas de basura donde también se perciben sombras humanas hacinadas bajo cajas de cartón, de donde emergen olores indescriptibles.
Justo dos calles más arriba, la luz lo ilumina todo, se perciben escaparates lujosos llenos de ropas, otros de comida y justo más allá se ve movimiento de humanos que entran y salen de un café tipo parisién. La música de jazz y las risas terminan por llenar el ambiente de una noche sin luz tan solo iluminadas por las falsas lunas.
Entre otras sombras se perciben unas más altas y oscuras, delgadas y sin rostros perceptibles que entran en cajas negras con ruedas, se mueven calle arriba y calle abajo, como vigilando que todo está en orden.
Desde mi posición, sentado en la rivera de un río y bajo un árbol, mi visión es general, puedo ver todo lo que ocurre en las dos calles, incluso ver pasar a los que no viven ellas, lo que me hace ser critico, observador y, me llegan preguntas como el porqué la luz no llega igual a todas partes, ¿porqué los olores y las risas deben ser diferentes? incluso porqué hay quien no vive ni quiere vivir en estas dos calles. Y me pregunto en que lugar camino o convivo yo en este entorno, en este mundo. ¿Cuantos lugares existen?




Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
      Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora

martes, 10 de mayo de 2011

DEL CAMINO CREATIVO A VOLVER A HUMANIZARNOS



Pese a tantas y tantas desgracias como hemos heredado es preciso reconocer que se nos ha legado una libertad espiritual suma. A nosotros corresponde utilizarla sabiamente, reducir la imaginación a la esclavitud en virtud de aquello que con grosero criterio se denomina felicidad, es despojar a cuanto uno encuentra en los más hondo de si mismo del derecho a la justicia, a permitirse llegar a saber de si y de cuanto rodea eso que puede llegar a ser…. 
Andre Bretón “Primer Manifiesto Surrealista”

Este documento ha surgido para nosotros a través de una discusión que nos planteaba el texto anterior a cerca del miedo,  y  ha aparecido como consecuencia de esa reacción un poco de ceja fruncida  a quedarnos solo en contextos críticos, y la necesidad de revitalizarnos en una discusión que más allá de crítica sea propositiva.
La respuesta a nuestra discusión sobre las formas en que como humanidad se ha enfrentado el miedo la hemos visto como un impulso que por siglos ha dado origen a diversas formas de resistencia y creatividad, a encuentros y desencuentros de propuestas que al margen del régimen establecido de mercado, control y rentabilidad han intentado proponernos saltos humanos fuera del cruce de realización constante y de un deseo que surge como mercancía.
Allí donde se asocia nuestra imaginación y el legado social recibido ( técnico, espiritual, estético, mítico ) a las opciones que vemos o no de reconfigurarlo, proponerlo, recrearlo, es desde donde  pretendemos ahora retomar no solo una reflexión propia sino proponer a otros alimentarla, es decir, que este sea un punto de partida a generar conexión desde diferentes ángulos creativos.

CREATIVIDAD O MUERTE

La posibilidad de llenar el vacío constante que produce la alienación y reconfigurarlo como lugar de creación constante, es la mejor forma de resistencia, es la búsqueda de propuestas a la sociedad instaurada, al deseo estándar y el menú de vida que se escoge y  suple desde el orden mercantil.

Nos preguntábamos que ocurriría si miramos atrás un poco en el tiempo desde mediados del siglo XIX  donde la incipiente industrialización llevaba en su motor el camino de la liberalización del mundo occidental, las bellas artes obedecían  a los gustos estéticos de la alta sociedad europea o a ser espejos del desastre humano que engendraba el paraíso liberal un siglo después de la revolución francesa, mientras la ciencia tomaba asiento en primera clase.  Las condiciones humanas de los personajes hacinados en ciudades sin infraestructura e inundadas de hambre se hacía notar en el arte popular, en la literatura realista y naturalista, en los paisajes grotescos de gentes oscuras y desdentadas que morían en las esquinas mugrientas de las grandes urbes, así en plena instauración  de un nuevo sistema socio-económico vemos como las artes toman un camino retratando su entorno, e interviniéndolo, en contra de un sistema tradicional clásico que no satisface las necesidades de su época los artistas proponen miradas y actos  revolucionarios dentro del momento, rompiendo con los cánones clásicos, estallando en una multiplicación de nuevas formas, cambiando perspectivas en arquitectura, estallido de color, de conceptos estéticos, de miradas sobre su entorno y aprehensión de la realidad.

Desde  el final de la segunda guerra mundial 1945 vimos como las artes, el pensamiento,  intelectuales, y pensadores, se encerraron sobre si y generaron una visión nuevamente desgarrada del mundo, pero no por eso menos propositiva, donde se planteaban como propuesta la impaciencia, donde se oponían al mundo de la miseria de su humanidad en tanto sus valores los desvinculaban de su verdadera naturaleza y estremecidos durante 15 años mas de guerras y juegos de dominio territorial dieron origen a un movimiento vital sin precedentes en todos los ángulos creativos que recorrió gran parte del mundo hasta finales de la década de los 70, y que quizás como en ningún otro momento diseño las herramientas desde las cuales los modos de producción aprendieron que en el orden del control el primero en encerrarse dentro del sistema de circulación mercantil debía ser el sujeto de motor revolucionario, así el artista, el creativo se dibuja como  una herramienta-producto de consumo mutando  de esta forma su capacidad productiva en tanto su deber ser  esté enlazado a un sistema académico, o a un prestigio rol en donde su producción pueda ser objeto de promoción de un producto, de una idea, de un modelo de cuerpo o pieza valioso decorativa para un coleccionista millonario…

Los objetos que eran voces generadoras de reflexión, que provocaban la mirada interna que proponían constantemente el mundo,  acallados dentro de los escaparates decorativos, o los prestigiosos museos reaparecen constantemente inundados de formas pero desterritorializados como obra transformadora, como giro del ser humano como productor de  conocimiento en tanto propulsor de movilidad social, allí los espacios creativos carecen de peso, vaciados de su contenido humano, eliminados poco a poco en una lógica de privatización mental.

Edward Munch  antes de comenzar la segunda década del siglo XX expresa en su obra el grito el horror de un periodo que encierra todas las atrocidades que trae el cambio sociológico, el horror de lo que viene y de lo que ha quedado atrás, es esa la marca sin sustituir aun que el motor del capitalismo ha dejado a su paso.

De la revolución industrial,  a la última  liberación y ampliación de los mercados y el control del cuerpo y de los códigos del deseo, de la construcción aparente de modelos ya predeterminados y determinados, se nos ha caído encima un  mundo que se hace cada vez mas territorio árido para la sobrevivencia de la imaginación.

Un entorno cotidiano que a nuestro alrededor  ha  hecho de  las practicas económicas y productivas una cosmogonía  y donde aparentemente  eliminados los espacios de convergencia creativa o de capacidad colectiva para imaginar y proponer otro universo fuera de este,  parece un “otro” mundo difícil siquiera de rozar con la punta de los dedos.  Pero es desde donde son miles las formas de banalización de los territorios donde gestar estos focos de modelos de cuerpo, deseo e imaginación distintos es tarea diaria,  y donde vaciando el sentido profundo de sus prácticas se nos ha legado incluso un lugar privilegiado dentro del mercado de la rebeldía y la industria decorativa, nosotros seguimos viendo las fracturas, las grietas desde donde crecen la raíces de los imagineros, de los no-resignados, de los cómplices, de algunos radicales que aun actúan libres.  Desde aquí seguimos y pretendemos un camino humanizado, en tanto es nuestra practica creativa fundamental, en tanto nos recuerda que recreamos la planta al sembrarla para darnos de comer, en tanto recreamos la cueva y el universo dando origen a nuestras casas y territorios, en tanto dibujamos y recreamos nuestro deseo dando origen a nuestro erotismo.

El romper la barrera que nos separa de lo que producimos, de lo que amamos, de lo que percibimos y sublimamos mas allá del mundo estandarizado, es un viaje de memoria que asienta nuestras raíces como creadores, que nos devuelve el encuentro y la propuesta en colectivo, que nos recuerda el poder mágico de confrontar lo acabado y lo establecido, la capacidad permanente de entender el mundo como no es y  de soñar otros universos posibles.

Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora

LA CIUDAD EN LAS METÁFORAS DEL NUEVO DÍA “ENSAYO”



“En esta ola de recuerdos que refluye la ciudad se embebe como una esponja y se dilata. Una descripción de Zaira tal como es hoy debería contener todo el pasado de Zaira.  Pero la ciudad no cuenta su pasado,
lo contiene como las líneas de la mano, escrito en las esquinas de las calles,
en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos,
en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas…”
Ítalo Calvino 
 Las Ciudades Invisibles

Renacemos y morimos a cada minuto y en todos los sentidos; en los miedos, en las enfermedades, entre las guerras que nos arrebatan a los seres queridos y que minan nuestras emociones, en los proyectos políticos que emergen de las ideologías que han refundado una y otra vez su papel intentando no marchar al universo del olvido.
Como en una simbiosis el dibujo de los territorios que habitamos y lo que hemos erigido sobre él, nos habla de  la permanencia de nuestros ritos, de  la importancia de la memoria anidada a lo que nosotros hemos construido como recorridos propios y recorridos de los otros con los cuales  hemos ido inscribiendo las señales y los mitos que hablan de sueños y deseo pero también de las estrategias del orden del poder y la economía que modelan los recorridos de nuestra vida.

Desde el primer artículo venimos hablando de cómo vivimos en una tribu moldeable y manejada por un sistema, una maquina que diseña, condiciona, y manipula desde todos los espacios donde establecemos el recorrido de nuestra existencia tanto material como semántica, como los espacios de comunicación, de formación académica, de nuestras relaciones con el cuerpo y el erotismo, la sublimación de nuestras prácticas cotidianas o el aniquilamiento de las mismas por una repetición invariable de miedo y consumo y la anulación de la creatividad ha emergido de las lógicas de identidad que poco a poco el capitalismo ha venido  demarcando territorial y socioculturalmente.

La arquitectura urbana es en si misma un signo cultural cargado de metáforas comunicativas donde el poder, las interrelaciones humanas, las emociones y las sexualidades se conjugan imprimiéndose sobre ella y al mismo tiempo son el resultado de los proyectos técnicos y sociopolíticos que se entrecruzan con los objetivos económicos y las disposiciones técnicas-estructurales de la urbe con todos los márgenes que de este proyecto emergen. Y es por esto que al interesarnos en ella, surge la reflexión a las soluciones que el mismo sistema-capital  ha dado a generar un entorno que organizara las actividades de lo público, lo privado y los territorios que construyó para tal fin.

La ciudad moderna organizada y construida para la cohesión social en los principios del proyecto moderno definió el objetivo de establecer centros de producción industrial, al mismo tiempo que escuelas y centros de formación técnica que acompañarían la figura obrera integrada a la ciudad, eso generó uno de los rasgos de identidad fundamental en la caracterización y actuación social de los obreros- de los centros urbanos, con la caracterización que esta adquirió en cada lugar del mundo en su mezcla con las culturas precedentes al proyecto moderno y, en esto el desencadenamiento de una organización urbana relacionada con la organización de clases que le dio a las ciudades del mundo características arquitectónicas y espaciales concretas y, que inscribía a su paso los sistemas de represión y control así como los hechos y lugares desde donde se concentraban las resistencias.

Las interacciones de la sociedad moderna en las ciudades permitieron cada tanto, que los potenciales de lo social intervinieran y reaccionaran al control acelerado de la producción y al olvido progresivo de los proyectos humanos que pretendía promulgar. 

Sin embargo unida al nuevo proyecto mundial de homogenización productiva se vio  la nueva ciudad sobremoderna, los territorios nuevos, sin las huellas de un duro pasado de luchas que hicieron al capitalismo replantearse en todas sus aristas y sus nudos; aparece  la ciudad del tiempo productivo y del consumo como la realización de la señal totalizadora de los fundamentos del orden capital y de las actuaciones de su poder,  la metáfora del desencanto fue implantándose al ritmo de la fragmentación de la ciudad cohesionada, los espacios privados se han aceleradamente extendido y las posibilidades de interacción publica pasaron de actuar de manera física a generar de su huella el simulacro de su existencia, a través de los medios de comunicación, que se transformaron poco a poco en los únicos medios de interacción.

La ciudad se ha convertido en una huella, pero una huella sin referente de memoria, una huella legible que cada día nos dice menos, que nuestras prácticas cotidianas son un modo de ser, de habitar el mundo.

El eterno presente en que  muchos de nosotros permanece o por lo menos así lo pretende el simulacro de los actos despojado de su práctica y de su significado se enraíza a la contundencia de la miseria humana y material que se despliega ante nuestros ojos,  mientras  la transformación de nuestro espacio vital acelerado que sigue el guión de los circuitos de poder  es la forma de desterritorializar nuestras prácticas cotidianas, de arrebatar el centro significativo de nuestra vida quitando la posibilidad de incorporar los deseos y proyecciones vitales que están fuera del circuito del consumo. Reterritorializar nuestras prácticas cotidianas y hacer una toma contundente de los espacios colectivos vitales es dibujar otra vez la ciudad que somos, la arquitectura de nuestros encuentros y nuestros recorridos que de manera contundente actúe sobre nuestras identidades y sea resistencia a la homogenización que en los centros de consumo ha engullido la arquitectura urbana y sus posibilidades de sublimación de interrelaciones, emociones y deseos vitales.

 Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
                       Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora


domingo, 1 de mayo de 2011

A ERNESTO SÁBATO Y UNA VIDA POR LA INTRANSIGENCIA



A ERNESTO SÁBATO Y UNA VIDA POR LA INTRANSIGENCIA



“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse”. Ernesto Sábato
                                                                                          

Hoy miré la prensa diaria para ver que ocurría en el mundo,  después de casi quince días sin saber nada de él, solo el mundo de mi escritorio, mis duendes corriendo sobre la mesa, en las sombras… 
Se ha muerto Ernesto Sábato y vino una sensación extraña a dibujar la mañana, como de una soledad más profunda en el mundo, como un dialogo imposible de dejar de abandonar  al recuerdo de mis diálogos y eternas discusiones con sus textos, un repaso sobre mi trabajo, y este documento que iba asomando su cabeza durante la semana en medio de la relectura de algunos puntos en los que aun nos encontramos alimentándonos vivamente de una generación de creadores que han recogido sus maletas y marchado a esa otra tierra aun indescifrable que es el territorio de la muerte física.   Y sin embargo en una especie de juego de la causalidad ha venido este momento a moldear las impresiones que queda sobre la mesa al hablar del juego creativo, del compromiso así suene anquilosado, de los caminos por hacer de la utopía una razón inherente a nuestra existencia una prueba de resistencia frente a un universo de soledad y simulacro de vida, -no-la-vida- que surge de nuestro mundo contemporáneo.

Estas ideas, pensamientos surgen como del primer momento como sortilegios, después del impacto, inciden en la vida propia como creador, como escritor, en eso que te recuerda que  todo lo que se hace es poco, si te despistas un poco descubres que te quedas en lo mismo, que si bien un estado de contemplación se antepone a una urgencia de manifestarse, en si lo esencial es todo, y que la creación está precedida por efectivamente momentos sublimes de soledad y contemplación y reflexión, pero que la urgencia de voces que incidan sobre la realidad, de palabra transformadora, reparadora de humanidad,  es una prueba de vida en medio de este silencio aterrador que nos invita a dar pruebas no de existencia colectiva, sino de individualidad con el slogan de libertad como bandera, cuando el sino del mismo sentimiento de estar perdido del esclavo antiguo nos cae a diario sobre los hombros.


-Sí, se que alguien me dice  que hay que sobrevivir, que sea más egoísta y que mire por mi, que no piense tanto en el mundo-  sé, pero no puedo mirar a otro lado, además no se puede ser menos egoísta que mirando hacia otro lado, es la prueba de mayor negación de si mismo olvidarse del mundo del que se hace parte, y es al mismo tiempo la muerte a la apuesta por otra forma de vivir, de crear, a esa impuesta a base de golpe y porrazo que solo se alimenta de  miedo… de la mentira.

“El hombre no solo está hecho de muerte sino también de ansias de vida; tampoco únicamente de soledad sino también de comunicación y amor” Ernesto Sábato

Al final los duendes caminan sobre todas las aristas de las mesas, la creatividad es dada al ser humano y llega a los rincones más insospechados, aliándose con aquellos que les den vía ancha; si lo pensamos un poco más los universos de nuestra imaginación han sido gestores de propuestas de vida, visiones del mundo, posibilidades insospechadas de  entender lo humano, las fabulaciones nos han llevado al descubrimiento de la belleza y a develar lo cruel de nuestras realidades sublimando en todo caso cada cosa que toca, pero ella misma en las manos del poder, ha sido  objeto por excelencia de creación del miedo, desolación, pobreza, angustia.

 El sentimiento humano es algo maravilloso, único, gentil, honesto, sublime cuando se encuentra, cuando no existe el duende de la mentira, del miedo… cuando los intereses sociales y personales tienen un dialogo continuo, casi indescifrable el lugar de la frontera, cuando se agotan los intereses y surge la motivación, la magia del encuentro, cuando muchas cosas son dadas por la vida para vivirse, sin esa necesidad de la plusvalía de los actos y las emociones!!

“El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huellas a su paso que nos inclinan a reconocerlo y a encontrarlo. Si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando…” Ernesto Sábato

 Encontrar ese estado, un lugar donde no existe la creatividad negativa es la tarea de toda una vida, de un camino entre sol y sombras que muchos seguimos en el empeño, sin buscar condiciones, pero que cada vez se vende más caro. La solidaridad hay que sacarla del bolsillo en cada esquina de la calle, en cada prueba que pida la vida que aun los otros existen y se les dibuja en el rostro una sonrisa al ser reconocidos, aludidos, la solidaridad y la apuesta creativa es una reconstrucción diaria de nuestra esencia  colectiva… una apuesta a inventarse uno mismo con los pedazos de una sociedad en la que la personas deambulan por la vida cada vez más solas y en la que es necesario recordar la vida (no-la muerte) en cada paso.

¿Que nos ocurre? ¿Por qué dejamos que nos separen individualmente, cuando sabemos que como colectivos somos más y más poderosos que la gran mentira, la gran máquina de la mentira?

Vuelvo a mi escritorio, a mis duendes, con un pie fuera en el mundo, se sigue porque es fundamental en la reflexión y en el crear la prueba de resistencia, y un poco un homenaje Ernesto Sábato, y en su más amplio significado, a ese quehacer que no desconoce al otro, que lo alimenta y lo acompaña, aquí entre tinta y palabras, entre papel y pinceles, entre nosotros con la confianza en continuar el andar,  desde estas letras que  recuerdan el abrazo eterno.


“Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos…”  Ernesto Sábato

                  


  Gracias Ernesto por estar y que allí donde estés reinen las utopías
                                                    
                                            1-Mayo.2011
                      Juan Manuel Álvarez Romero© 2011 - Escritor y creativo multidisciplinar
                       Vanessa Torres Mayorga© 2011 - Antropóloga y escritora